jueves, 13 de octubre de 2011

CAPITULO 6

  - ¿Por… por qué no me lo dijiste? - pregunté.
 Luna se limitó a mirarme fijamente.
  -Yo… podría haber…
  - Ni, no puedes hacer nada, tú no, y hasta que no salgamos de aquí yo tampoco - dijo sin apartar la mirada.
  - ¿Pero él…? ¿Él sabe que tu eres una Buscadora y que yo soy un… - se me hizo un nudo en la garganta, no estaba acostumbrado a llamarme así - ya sabes, un…?
  - Protector, un Protector Blanco, no debes tener miedo a decirlo, es tu naturaleza, no puedes cambiarlo, quieras o no.
  - Yo no tengo miedo - me defendí.
  - Todos tenemos miedo, miedo de lo nuevo, lo desconocido… es parte de nosotros. Y sí, Víctor está aquí porque sabe lo que somos y sí, todo esto lo sé gracias a la conversación que tuve con él - explicó.
  - ¿Y qué quería decir? Me refiero a eso de que no deberías dejarte llevar por tus sentimientos - dije recordando las palabras de Víctor, y en ese momento las entendí, pero aún así necesitaba que me lo dijera ella.
 Tardó bastante en responder.
  - Verás Nathan, - suspiró - como te dije ayer, te quiero, me gustaría empezar una relación con tigo, pero… no puedo, lo nuestro nunca funcionaría.
  - ¿Por qué dices..?
  - Espera, déjame acabar - me cortó Luna -. No funcionaría, porque antes o después acabarían descubriéndolo.
  - ¿Quiénes? ¿Las Autoridades Superiores? - Luna asintió - ¿Y qué si lo descubren?
  - Hay una serie de normas que los Protectores y los Buscadores deben cumplir y…
  - Déjame adivinar - dije - una de ellas es no enamorarse bajo ningún concepto.
  - Más o menos - fijo soltando una risita nerviosa -. No se pueden mantener relaciones de ningún tipo excepto laborales, no se pueden tener preferencias, etc… Si estuviéramos en peligro de muerte un Protector Blanco y yo ¿A quién salvarías?
  - Pues lo sentiría mucho por el otro Protector, pero tengo claro que te salvaría a ti.
  - ¿No lo ves? No podemos estar juntos, en ese caso deberías decidirte sin pensarlo por tu compañero, no por mí, una simple Buscadora.
  - Pero… ¿y si nunca llega esa elección? ¿Y si no se enteran? - pregunté cogiéndola la mano, infundándole esperanza para que cambiara de opinión, ella apartó la mirada.
  - Nathan, en serio, lo siento mucho, pero como te he dicho si ellos se enteran podrías acabar muy mal, te quitarían las habilidades, te desterrarían de tu mundo por incumplir las normas y…
  - Me da igual eso. Prefiero perder mis poderes y  vivir en mundo normal junto a ti que en uno fantástico sin ti.
  Me miró fijamente a los ojos y vi que los suyos estaban llenos de lágrimas.
- Oh, Nathan, te quiero. No puedo ignorar mis sentimientos, llevo toda
 mi vida reprimiéndolos, me han obligado a vivir una vida impuesta por ellos no mi propia vida, me gustaría coger el timón de mi vida, hacer con ella lo que me apetezca - dijo - ¿En serio estarías dispuesto a perder tus habilidades y a dejar de lado tu naturaleza, por mí?
  - En realidad - suspiré antes de decir: - estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por ti.
  De repente se abalanzó sobre mí y me rodeó el cuello con sus brazos. Apoyó su cabeza sobre mi hombro y comenzó a sollozar.
- Gracias - susurró.
Antes de que pudiera responder, escuché unos pasos provenientes de detrás de la puerta de la habitación. La puerta se abrió y una figura alta vestida de negro se coló en el cuarto.
  - ¡Qué conmovedor! - era la voz de Víctor -. Si queréis me voy y os vuelvo a dejar solitos - dijo antes de soltar una carcajada que me puso los pelos de punta.
  - Vete a la mierda hijo de puta - solté de repente.
 Víctor hizo caso omiso  de mi intervención y dio un paso en dirección a Luna, que estaba en mis brazos exhausta y confundida.
  - ¿Qué pasa no puedes controlar tus sentimientos, pequeña Buscadora? - preguntó dirigiéndose a Luna, con una sonrisa burlona dibujada en el rostro.
 Lentamente se fue acercando hacia nosotros ala vez que e iba incorporando a Luna hasta dejarla a mi espalda  protegida por mí. Si Víctor quería llegar a ella tendría que pasar primero por encima de mi cadáver.
  - No te acerques a ella, Asesino.
  - Sí, -diijo- eso es exactamente lo que soy, un Asesino.
Me tendió la mano.
  - Encantado de conocerte, Protector - dijo con una mirada gélida.
  - ¿Por qué no nos dejas en paz y te largas? - pregunté con toda la mala leche contenida en esas palabras.
  - Sí, la verdad, ha estado pensando en… ¿cómo se llama? Ah, sí, tu amiguita Cristina, es bastante mona…
  - No te atrevas a tocarla un pelo o…
  - ¿O qué? ¿Me matarás? Dudo mucho que lo consigas, ni tu Lunita lo consiguió y eso que estaba preparada para ello.
Dio media vuelta y se largó pegando un portazo, con una última  mirada amenazadora.
 Me giré y comprobé que Luna lloraba incluso más que antes. Estaba sentada entre mí y su cama, con la cabeza entre las piernas.
  - Eh, vamos, ya está - dije cogiéndole la cabeza con suavidad entre mis manos y limpiándole  las lágrimas que no paraban de caer. Cruzó su mirada con migo, estaba preocupada y feliz - venga ponte más cómoda - dije cogiéndola en mis brazos y depositándola suavemente sobra su cama, estaba totalmente agarrotada así que tuve que ayudarla a tranquilizarse susurrándole cosas al oído.
 Me acomodé torpemente a su lado hasta acabar tumbados unos junto al otro. Ella me abrazó y puso su cabeza sobre mi pecho.
  - Tranquila, todo a pasado, ya ha terminado - la susurré mientras le besaba la frente. En ese momento supe que no era cierto, que todo acababa de empezar, pero no me desmoroné, no con Luna así a mi lado, si ella estaba mal yo estaría bien por los dos.
 Pudimos pasarnos así horas hasta que consiguió serenarse, abrazados el uno al otro, yo susurrándole cosas sin demasiado sentido pero con toda la ternura del mundo y ella abrazada a mí y sin parar de llorar.
  - Gra… gracias por todo, no… no sé que haría sin ti - dijo una vez se tranquilizó, irguiéndose ligeramente hasta acabar su cabeza sobre la mía, sus cabellos rojizos, oscuros por la oscuridad que nos rodeaba, cayeron sobre mi rostro haciéndome cosquillas. Luna se inclinó hasta que nuestros labios se encontraron en un beso húmedo, ya que sus lágrimas seguían rodando por su cara e iban a parar a las comisuras de sus labios.
  Ella enredó su mano en mis cabellos y yo la apreté contra mí hasta que nos quedamos sin aire y ella se volvió a colocar sobre mi pecho, igual de abrazada a mí como antes, solo que ya no estaba tensa. Supe que necesitábamos descansar, había sido un día muy largo y con muchas emociones.
  - Buenas noches - susurré mientras le apartaba un mechón se pelo que tenía en la cara.
  - Hasta mañana, Nathan - murmuró ella ya en sueños y con una preciosa sonrisa dibujada en su rostro.


 Otra vez la misma canción de rodas las mañanas, ya estaba hasta las narices.
 Abrí los ojos y lo primero que vi fue a Luna, aún dormida abrazada a mí. De repente todos los sucesos del día anterior vinieron a mi mente: el beso de Luna, lo que dijo Víctor sobre que estaba aquí por un asesinato, sus amenazas, y la noche en vela ayudando a Luna a tranquilizarse.
  Me levanté con cuidado intentando no despertarla y fui a los baños. Me lavé la cara y me miré al espejo.
 Parecía que llevaba una semana sin peinarme y tenía unas ojeras que parecía que no se me iban a quitar no con las cremas esas que anunciaban por la tele.
 Volví a la habitación a ver si Luna se había despertado ya y me la encontré de espaldas a mí en ropa interior, conjunto negro de Hello Kity, y estaba buscando el uniforme en el armario.
 Me di cuenta de que una cicatriz recorría parte de su espalda. Era alargada, como si una espada le hubiese cortado. Y además también descubrí un tatuaje en la cadera, era como una especie de estrella con seis puntas.
  - ¿Cómo te la hiciste? - le pregunté sin fijarme en que no se había dado cuenta de que yo estaba aquí.
  - ¿Qué? - dio media vuelta de un salto tapándose con la camisa del uniforme que tenía en la mano - ¿Cuánto tiempo llevas ahí? - preguntó ruborizándose.
  -Mmm… unos veinte segundos - contesté -. Lo siento, debería haber llamado a la puerta…
  - Sí. Bueno, deberías… - dijo.
  - Si quieres me voy… no pretendía molestar…
  - No, no. No importa, no molestas - dijo poniéndose la camisa del uniforme.
 Y antes de que pudiera reaccionar se acercó y juntó sus labios con los míos.
  - Buenos días - me dijo dedicándome una sonrisa llena de felicidad.
  - Te quiero - le dije con toda sinceridad, antes de volverla a besar.
  - Toc, toc ¿se puede? - preguntó Paula con una risita a nuestras espaldas.
  - Sí, sí, claro - dije poniéndome rojo como un tomate - si yo ya me iba… ¿Por cierto, dónde habéis dormido Cris y tú?
  - Yo en tu cama… es que cómo mi habitación estaba ocupada… y estabais tan dormidos…
  - Vale ¿con Matt? ¿y Cris?
  - Bueno, Matt durmió en su cama y mmm… Cris y Víctor se fueron a dar un paseo solos.
  - Ah, vale, yo me voy a cambiar.
 Besé a Luna en al mejilla y me despedí de Paula.
 Estaba preocupado por Cris, ¿y si Víctor le había hecho algo?
 Y además ¿Matt y Paula? Bueno no me los imaginaba juntos, pero…
 Corrí a la habitación de Víctor y entre sin llamar.
Estaba solo en la habitación, con la camiseta quitada. Ya tenía una razón por la que a Cris le podía gustar.
  - ¿Dónde está? - pregunté furioso - ¿Qué la has hecho?
  - Bueno, ya que creo que estas hablando de tu amiguita Cris - contestó con esa maldita mirada desafiante a la vez que burlona -, te diré que como ayer nos dejaron solos, pues…
  - Hola Nathan - Cris apareció por la puerta.
  - Eh… hola - dije algo confuso - Esto… venía para decirte que Luna me ha pedido que te busque para que la ayudes a alisarse el pelo - me lo inventé todo sobre la marcha, pero con tal de que no estuviera más tiempo junto a Víctor… además, seguro que Luna lo entendería.
  - ¿Luna? ¿Alisarse el pelo? Bueno… supongo que la tendré que ayudar, para eso están las amigas ¿no? - se volvió hacia Víctor -. Espérame para bajar a desayunar.
  Se acercó a Víctor y se besaron con mucha intensidad, reprimí una arcada, Cris con Víctor, una de mis mejores amigas con mi peor enemigo… puaj, eso tenía que acabar, y pronto.
 Víctor la estrechó contra sí en ademán posesivo, como para intentar dejarme claro que iba a ser imposible que Cris cambiara de bando. Yo esperé paciente y salí detrás de Cristina hacia su habitación.
  Entré un momento para avisar a Luna de que le siguiera el juego.
  - Bueno, aquí te traigo a Cris para que te ayude a alisarte el pelo - dije a Luna que me miró con cara confusa primero y después asintió. Bien, me había entendido.
  - Gracias por ir a buscarla.

 Fui directo a mi habitación a vestirme y allí me encontré con Matt que ya estaba vestido, pero muy pensativo.
- ¿Podemos hablar? - preguntó nada más verme entrar.
- Claro, ¿qué pasa?
- Yo…, verás, es que hace tiempo que.., bueno, me estoy… - parecía bastante nervioso
      - Vamos, suéltalo ya - dije intentándole darle ánimos.
      - Estoy… enamorado de Cris - soltó al fin.
      - ¿Cris? ¿De Cris? - no me lo podía creer - ¿Y qué hay de Paula? ¿Ayer por la noche…?
      - ¿Qué? No, ayer no pasó nada con Paula, simplemente durmió en tu cama por que tú estabas con Luna en su habitación. Es una buena amiga, pero nada más.
      - Lo siento, yo pensaba que tú… - me disculpé - ¿Cris? ¿Por qué no me lo contaste?
      - Bueno… todo pasó a raíz de Luna y tú. Te veía esa sonrisa cada vez que hablabas de ella… eras tan feliz cuando pensabas que ibais a estar juntos que yo me replantee muchas cosas, cómo por ejemplo si alguien me gustaba y… bueno, me di cuenta de que quería mucho a Cris, pero como a algo más que a una amiga, comprendí que si la perdía lo pasaría fatal, tendría un vacío gigante y llegué a la conclusión de que me gusta, de que daría cualquier cosa por hacerla feliz.
  - ¿Pero por qué no me lo has contado antes?
  - Tenías cosas de la que preocuparte, como Luna.
  - Vamos, tío, eres mi mejor amigo y nada ni nadie podrá cambiarlo, ni siquiera Luna, puedes confiar en mí para lo que quieras.
  - Gracias - dijo levantándose de la cama.
  - Para eso están los amigos.
 Nos dimos un abrazo, uno de esos que lo dicen todo son necesidad de decir nada, uno de los que sólo se dan los amigos de verdad.
 Y eso me hizo entristecer al comprender que sería uno de los últimos momentos que pasaría junto a él.

 Después de vestirnos todos bajamos al comedor excepto Cristina y Víctor, que después de que ayudara a Luna  a alisarse el pelo, desaparecieron.
 A mitad del desayuno aparecieron por la puerta del comedor cogidos de la mano.
 Sin ni siquiera mirarnos se sentaron en una mesa e la otra punta del comedor.
  - ¿Qué les pasa a esos dos? - preguntó Paula.
  - No lo sé - respondió Matt -. Pero voy a averiguarlo - se levantó para dirigirse hacia la otra punta del comedor en busca de explicaciones.
  - ¿Quieres que te acompañe? - le pregunté, no sabía que podría hacer Víctor, aunque por otro lado  no me quería separar de Luna que estaba a mi lado con la cabeza apoyada en mi hombro y su pelo pelirrojo, ahora liso, me hacía cosquillas en el cuello.
  - No, ya soy mayorcito - dijo muy seguro de sí mismo.
 Anduvo recto por el pasillo, derecho a la última mesa, donde se veía desde nuestra posición a Víctor y Cris de espaldas a nosotros.
 Cuando llegó se sentó en frente de los dos y cómo estaba de cara a mi lado de la mesa le pude leer los labios
  - ¿Qué hacéis aquí? ¿Por qué no os sentáis con nosotros? - preguntó Matt, supongo que furioso a la vez que confuso. No supe la respuesta que le dieron, pero si supe que había hablado Cristina, porque Matt, la miraba a ella - ¿Qué? ¿Qué quieres que hoy sea el día de las parejas? Pero… ¿qué parejas? Si los únicos que… - leí en sus labios antes de que Cris le cortara, aunque en seguida volvió a hablar - Nathan y Luna sí, pero Paula y yo… ¿de dónde has sacado eso? Buff, da igual, si no queréis venir, no vengáis - se levantó de  la mesa y vino hacia la nuestra.

  - No hay manera, dice que hoy debería ser “el día de las parejas”, una chorrada que se ha inventado para estar a solas con Víctor, además, él ni ha abierto la boca, llevaba esa sonrisa burlona pintada en su maldita cara. Cuanto desearía borrársela.
  - Pues no eres el único… - murmuré lo suficientemente bajo para que solo me escuchara Luna.

Cuando acabamos de desayunar fuimos a clase, acompañé a Luna a su clase de Matemáticas y la dije que se mantuviera siempre donde hubiera gente, nunca sola, por si acaso a Víctor se le ocurría hacerle algo. A cada intermedio entre clase y clase iba a buscarla para acompañarla a la siguiente.
 Estuve toda la mañana absorto en mis pensamientos: Víctor, mi cumpleaños, la huida que debía emprender junto con Luna, las habilidades que tendría que aprender a controlar… iban a ocurrir demasiadas cosas en muy poco tiempo, ¿estaría preparado? Lo tendría que descubrir por mi propia cuenta.

4 comentarios:

  1. AAhh!! No sé como lo hacéis... pero siempre me dejáis con la intriga!! jaja xD OTRO PRONTO!!

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  2. teneeis un premio en mi blog! ;) http://pide-1-deseo.blogspot.com/

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  3. me a encantado!! cuando subis el sigiente? esq me encanta jajja bss

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